Renacida- Loyda Cháves

Loyda Chavés

 

Loyda Mal Partida Chávez nació en Perú,Guanco,siendo la cuarta hija de nueve hermanos, hija de Marcos Mal Partida y Gliceria Chávez.

Desde su temprana infancia vivió situaciones que la llevaron a crecer en su fe. Patente está en su memoria el día en que, a sus 15 años, la guerrilla irrumpió a su pueblo,asesinando, entre otros, a sus tíos quiénes eran dirigentes de la comunidad.

Nos tenían a todos en cuclillas,acusándonos. Yo creí que nos matarían a todos, pero las mujeres de la guerrilla intercedieron por nosotros  y  nos dejaron.

Para este entonces yo ya era cristiana, mi papá dirigía grupos  caseros a los cuales le acompañaba, así es que aprendía mucho de él. Desde ese entonces nació en mi corazón el deseo de ser misionera, además me gustaba mucho viajar.

Un año antes de terminar la secundaria me fui a vivir con mi hermano para ayudarlo, fue ahí cuando tuve un encuentro real con Dios. Le dije que si Él existía, que hiciera algo por mí.

Lo que me llevó a esta búsqueda desesperada de Dios fue la situación de vida o muerte en la que me encontraba. Mi hermano tenía plantaciones de coca que eran atendidas por un grupo de empleados, yo entre ellos. Cuando venía la gente de la guerrillales hacíamos de comer y les servíamos mientras ellos hacían sus reuniones para resolver los conflictos del lugar. Se nos permitía participar, pero solo después de levantar la mano y repetir unas palabras.

Siempre después que la guerrilla se marchaba, debíamos escapar al monte pues venían los soldados buscando información. Esto era enfrentarse con la muerte cara a cara, porque si hablábamos, la guerrilla nos mataría, pero si guardábamos silencio, los soldados comían nuestra comida e incendiaban nuestras casas, incluso asesinaban. A pesar de todo, siempre escogíamos la guerrilla, pues nos trataba mejor.

Después de estar un año con mi hermano,terminé el secundarioe ingresé a la universidad. Al poco tiempo descubrí que teníamos profesores comunistas. Cuando el gobierno se enteraba los encarcelaba, y la guerrilla entraba directamente a la escuela para asesinarlos. Durante esos 5 años de facultad presencié muchos horrores, además de las huelgas y paros por todos lados.

Cuando terminé la universidad, ya siendo licenciada en educación inicial, trabajé y vine a la Argentina porque un amigo me recomendó salir de mi país. Yo no estaba bien, en ese momento pasaba por una situación difícil en mi vida, pues había consentido una relación amorosa con uno de los dirigentes de la guerrilla. Este hombre, a quién yo veía como una figura de autoridad, utilizó su poder para manipularme, conquistarme. Yo accedí.

Siempre supe que estaba mal lo que estaba haciendo, lo que me producía una carga constante de culpa. Había llegado a pensar que todos los hombres eran iguales, se murió mi confianza y la esperanza. Creía que no podía salir de esa situación. Hasta que llegué a Argentina ayudada por una familia amiga. Este matrimonio fue de mucha bendición para mí, pues me hicieron ver que había un camino diferente, que no todas las personas eran iguales, que existe gente que sí vive su vida de acuerdo a los principios de Dios.

Fue así que al poco tiempo llegué a Corrientes. Aquí Dios comenzó un proceso de profunda sanidad y restauración. También comenzó a hacerse realidad mi sueño de convertirme en misionera.

Al cabo de un tiempo conocí a Jorge, el que ahora es mi esposo.

Recuerdo que una amiga me pregunto si gustaba de alguno de los varones que servían en Jucum Corrientes, a lo que respondí con un inmediato NO, pero yo sabía que Dios estaba comenzando a sanar esa área de mi vida y recordaba su promesa que Él tenía un esposo para mí. Lo único que dije a mi amiga es que si tuviera que elegir un esposo elegiría a Jorge, de quién éramos solo amigos, porque podía ver su corazón de amor y servicio a Dios.

Al poco tiempo comenzó un acercamiento entre nosotros ya que trabajábamos en la misma área dentro de la misión. Nuestra amistad creció mucho hasta que nos pusimos de novios. Hoy estamos casados y tenemos un hermoso hijo de 4 años, Natanael, quién es un milagro, pues debido a mi edad mi embarazo fue extremadamente riesgoso, pero Dios nos preservó a ambos la vida.

Dios me devolvió la esperanza, la fe, me quitó la culpa, pude perdonar y perdonarme a mí misma.Hoy sé que soy libre, Dios me dio una familia que jamáspensé tener, me permite servirle cada día como siempre soñé. Realmente renací en Dios para una vida completamente nueva.